Llenaré tu cuerpo de delicadas ofensas, para sentir luego la caricia de tu indulto, como una absolución definitiva y amorosa, a mi pecado fútil.
Cada nueva noche de Amor juntos en nuestro lecho, una Primavera distinta y eterna, nos acaricia con sus nacientes flores, su fragancia, aroma, y belleza, se esparce por nuestras epidermis, revalido allí, aquello que un día dije frente a ti, " nací para amarte, y hacerte feliz ", y no faltaré a mi palabra,
Preciosa Mujer, me apasiona, estar presente en cada anhelo tuyo, acompañando, compartiendo, disfrutando, viviendo cada instante como el primero, el mismo fragor, la misma tempestad, la igual fuerza arrolladora, el mismo frenesí, tus vértices, tu anatomía toda, la recorro palmo a palmo imprimiendo mi marca en cada milímetro de tu piel, marcando territorio, te subyugas, fascinas, y aceptas mi convite, entregándote abierta, generosa, y amplia, a recorrer juntos las avenidas, diagonales, boulevares, y toda la geografía perimetral de la locura, deseo, gozo, éxtasis, placer, y climax, donde en salvaje manifestación sexual, dejamos con felicidad, alboroto, dicha, y antojos, a un lado, estamentos, límites, o prohibiciones, que a algo se oponga.
Nuestros labios anidados uno dentro del otro, absorben lenta y delicadamente, la esencia sagrada que de ambos cuerpos mana, es una savia dulcificada de realidades exultantes, resultado final y concreto, del logro incinerante que la caldera hirviente del Amor puso en nuestra sangre para unificar en un mismo fuego, la libido desesperante que nos conduzca luego a ese proclamada por nosotros..., ¡ Lujuria Pasional !
LÚCAS
